Barcelona entre luces y sombras: ¿es real la recuperación financiera del club azulgrana?

Barcelona entre luces y sombras: ¿es real la recuperación financiera del club azulgrana?

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El FC Barcelona sigue navegando en aguas turbulentas en el plano financiero, aunque algunos indicadores apuntan a una lenta pero tangible recuperación. Tras años de crisis aguda, con una deuda que superó los mil millones de euros y decisiones empresariales cuestionadas, la entidad presidida por Joan Laporta muestra avances en ciertos frentes. Sin embargo, persisten dudas sobre la sostenibilidad a largo plazo del modelo aplicado.

Uno de los datos más alentadores proviene del mercado financiero. La agencia Morningstar DBRS ha mejorado la calificación crediticia del club, situándola con una perspectiva positiva. Este movimiento refleja el avance en el control de costes, el ajuste salarial y la expectativa de ingresos elevados con la esperada reapertura del Spotify Camp Nou. Las proyecciones internas sitúan al Barça en una senda de ingresos de hasta 1.100 millones de euros para 2027.

Pero la otra cara de la moneda es el nivel de endeudamiento. El pasivo total del club, incluyendo la financiación del megaproyecto Espai Barça, ronda entre 1.500 y 1.900 millones de euros. Aunque el pasivo neto se ha reducido en un 12 % respecto a 2021, la cifra sigue siendo alarmante para analistas financieros. La estrategia de las famosas “palancas”, mediante la venta de derechos de televisión y activos futuros, ha generado liquidez inmediata, pero compromete ingresos clave a largo plazo.

En cuanto a la gestión operativa, el club ha logrado reducir la masa salarial a un 55 % de su presupuesto, cumpliendo con los requerimientos de LaLiga y la UEFA. En el ejercicio 2023/2024, se registró un superávit ordinario de 12 millones de euros. No obstante, el resultado final fue un déficit de 91 millones, debido a gastos extraordinarios, lo que pone en evidencia que el equilibrio económico aún no es estructural.

El futuro del club está íntimamente ligado a la reapertura del nuevo Spotify Camp Nou. La dirección estima que el estadio generará aproximadamente 350 millones de euros anuales en ingresos por entradas, hospitalidad y patrocinios. Su modernización y ampliación son claves para que el Barça vuelva a competir en igualdad con los gigantes europeos, aunque las obras han sufrido retrasos y han disparado los costos iniciales.

Pero más allá de las cifras y los balances, el gran reto de la dirigencia azulgrana está en recuperar la confianza del entorno: de los socios, del mercado, de los organismos reguladores y, sobre todo, de una afición golpeada por promesas incumplidas y desequilibrios institucionales. Críticos como el economista Marc Ciria advierten que el club sigue en un modelo frágil, dependiente de ingresos aún hipotéticos, y que se mueve en un “círculo vicioso” de venta de activos para cubrir agujeros financieros.

Las restricciones de Fair Play financiero han obligado al Barcelona a maniobrar con astucia para inscribir jugadores, a menudo recurriendo a ingresos de última hora o avales externos. Esta situación ha generado fricciones con LaLiga y enturbiado la imagen del club ante la opinión pública.

En resumen, si bien el FC Barcelona ha dado pasos importantes para estabilizar sus finanzas, la recuperación todavía no puede darse por completada. Es una carrera a contrarreloj en la que el éxito depende de factores estructurales como el rendimiento deportivo, la reapertura del estadio y una gestión prudente de los recursos. La recuperación es real, pero sigue caminando sobre una cuerda floja.